Lewis Carroll era tartamudo, al igual que el resto de sus diez hermanos. Sin embargo, cuando contaba cuentos y hacía juegos de magia para niños no tartamudeaba. De familia adinerada y muy religiosa recibió una estricta educación victoriana que hizo que su fantasía y su enorme imaginario buscara salidas artísticas de todo tipo. El psicoanálisis encontró un filón en Alicia en el País de las maravillas, ya que narra las aventuras de una niña desde el mundo del subconsciente más salvaje. Todo en esta gran obra de la literatura clásica es puro símbolo. Disfrutamos en esta nueva edición de Nórdica Libros de las ilustraciones de Marta Gómez-Pintado y hablamos con ella de su trabajo.
¿Qué crees que despertaba la enorme imaginación y fantasía de Lewis Carroll?
Pienso que detrás de la fantasía de Carroll hay un enorme inconformismo. Pero un inconformismo de una naturaleza amable, digamos, que prefiere utilizar el absurdo y el humor para ejercer su crítica.
Alicia es un personaje muy inquietante. Hay niños a los que les da cierto miedo todo lo que le sucede y otros conectan y se identifican con su viaje mágico y les acompaña a lo largo de toda su vida. ¿Qué es lo que engancha de Alicia? ¿Cómo recuerdas tú esta historia de pequeña?
Este libro me acompaña desde siempre. De hecho, fue el primer libro libro que me regalaron mis padres. A mí me ocurrió eso: conecté con esa forma de viajar y, de algún modo, así vivo. Reflexioné sobre ello hace unos años escribiendo un cuento en el que se encontraban Alicia y Gulliver. Ella cambia de tamaño mientras lo de alrededor permanece en su dimensión y Gulliver no cambia, mientras que lo de alrededor sí lo hace. Se encuentran lo subjetivo y lo objetivo para afrontar el camino. Creo que la fuerza de Alicia reside en su buena predisposición para afrontar aquello que surja con total naturalidad.
Alicia es una niña temeraria, libre y que se embarca en un viaje a ninguna parte aunque sienta cierto miedo a lo que puede suceder. Parece que su temeridad está unida a una impunidad gracias a la cual no le sucede nada malo. ¿Aconsejas la lectura de esta obra a adultos que necesiten perder ciertos miedos a seguir aventurándose?
Supongo que esa sana predisposición de que hablaba es necesaria para vivir la vida con talento y poder, sin miedo, ampliar el espacio vital de cada uno. En este sentido, es una lectura recomendable para todo el mundo, para el que tenga miedos y para el que crea que no los tiene.
Para dedicarse a la ilustración hay que ser un poco “Alicia” ¿Te identificas con esta pequeña aventurera soñadora?
Sí me siento identificada con Alicia, pero sabiéndome yo. Me gusta no perder mi punto de vista, como a ella.
¿Piensas que hay muchas Alicias sueltas en cualquier barrio, pueblo o ciudad?
Afortunadamente hay muchas Alicias.
En tus ilustraciones para esta obra vemos muchas perspectivas de la escena muy diferentes. Sin embargo me ha sorprendido la paleta de colores utilizados, dos únicas gamas de ocres y grises en todas sus posibles variantes. ¿Estamos demasiado acostumbrados a una Alicia muy colorista, casi psicodélica?
Disney ha marcado mucho la idea de Alicia de unas cuantas generaciones. Para encontrar mi Alicia, sólo leí el libro, olvidándome de las versiones previas. Y salió así. Enseguida descarté el color.
Esta obra es un viaje iniciatico en el que diferentes oráculos plantean enigmas a Alicia para en realidad no resolver nada en concreto. Hay un proceso de transformación del que nadie sabemos qué ha sido lo que Alicia ha aprendido en realidad. Muchos símbolos hablan de ello: la oruga que se trasforma en mariposa, el peón que pasa a ser la reina del ajedrez...¿Ha sido difícil dibujar la paradoja de la transformación hacia ninguna parte del viaje de Alicia?
Hay algo muy importante en este libro, creo, y es que la historia de Alicia es una historia sin moralejas. Dibujo a Alicia saliéndose de sí misma porque creo que ese es el viaje. Hacia uno mismo y desde uno mismo. Lo importante es el camino.
Dicen que Carroll tomaba láudano para sus dolores artríticos y que eso producía ciertos efectos psicoáctivos que hacían volar su imaginación. ¿Conoces alguna pócima mágica para dedicarse a dibujar e ilustrar sueños?
El café. Para mantenerse bien despiertos.
Me preparo una tetera de un litro de Earl Grey, dos chocolatinas de Lindt, me instalo delante del ordenador y, antes de seguir con unos ejercicios de inglés apasionantes, pienso: "A ver si Inés ha escrito algo nuevo", click con mi ratón en mis favoritos y ahí, sorpresa, sorpresa, Alicia y sus maravillas aparecen ante mis ojos, justo a tiempo para tomar un té! Faltan el conejo y el sombrerero pero Alicia no, Alicia está ahí, delante de mis narices, entrevistando a una ilustradora. Un domingo por la tarde perfecto.
ResponderEliminarLa entrevista está fenomenal, pero son mejores las preguntas que las respuestas de la entrevistada. Con ese pedazo de preguntas, ya podía haberse esforzado un poco más en las contestaciones.
ResponderEliminar