La pasada noche, una de las películas más veneradas de los tiempos, Metropolis de Fritz Lang, se proyectó en la Puerta de Brandemburgo berlinesa. La heladora noche de la capital de la Alemania reunificada era el escenario adecuado para que los más valientes, al raso y a muchos grados bajo cero, disfrutaran con la proyección de la gran Metropolis en absoluto silencio, como sólo los alemanes saben hacerlo. Magia en estado puro.
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