El Festival del Cante de las Minas de La Unión cumple este año su 50 edición. Con la apertura de yacimientos mineros en el siglo XIX en la sierra de Cartagena en Murcia, miles de obreros andaluces, especialmente de Granada y Almería, emigraron a La Unión para trabajar en las minas. Con ellos llegó también a la zona el cante flamenco.
De la malagueña, la granaína y el taranto de Almería, palos herederos del fandango, traídos por los obreros andaluces y su contacto con los fandangos locales, surgieron los denominados cantes de Levante.
Las sevillanas no son flamenco
El género flamenco se fue configurando durante el siglo XIX, sobre el sustrato de la música y la danza tradicionales de Andalucía, cuyos orígenes son antiguos y diversos. Sin embargo el flamenco no es el folclore de Andalucía (compuesto por seguidillas, sevillanas, fandangos, verdiales, trovos, el chacarrá, el vito...) sino un género artístico fundamentalmente escénico. El flamenco, aunque está basado principalmente en el folclore andaluz, es un género tan estilizado y complejo que resulta sumamente difícil interpretar correctamente. De hecho, en ningún momento de su historia el flamenco ha pasado de ser una música interpretada por minorías, con mayor o menor difusión. El surgimiento de los cantaores profesionales y la transformación de los cantos populares por parte de los gitanos, hicieron que su estilo se alejara considerablemente de las tonadas tradicionales. El flamenco somete a lo popular a una estilización tan grande que lo lleva hacia lo culto, pero sin perder su sabor popular.
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