Una victoria agridulce

Cuando se mezclan política y deporte ocurren despropósitos como el que estamos viendo en estas últimas horas desde que España ha ganado el Mundial de Futbol. Agresiones y violencia indiscriminada entre unos que celebran y otros que les jode que los otros celebren. La agresión más grave se ha producido a las cuatro de la madrugada de la pasada noche en Zarautz (Gipúzcoa). Según ha informado la Ertzaintza, una persona que celebraba el triunfo de la selección española ha hecho un gesto de celebración al paso de una autocaravana, de la que han descendido un grupo de personas que han comenzado a agredirle, continuando con los golpes incluso cuando ha caído al suelo. La víctima ha sido trasladada al Hospital de Donostia con traumatismo cranoencefálico de pronóstico grave. Vamos, que le han partido la cabeza. Los presuntos autores de la agresión han tratado de huir pero finalmente han sido retenidos por la Ertzaintza, que ha detenido a uno de ellos como autor de los hechos, aunque investiga la participación de los demás.
Yo tengo algo que decir: lo único bueno de nuestro tiempo es que hay libertad absoluta para hablar en el idioma que se quiere, para tener las ideologías que se quiera (siempre y cuando no impliquen la muerte de otras personas) y que ya nadie tiene que esconderse para dar su opinón y expresar libremente lo que quiere y lo que piensa. Eso en cuanto a política e ideología. En este caso sucede que todo se mezcla y que el odio y los rencores de la España dividida de la maldita Guerra Civil siguen alimentando comportamientos absurdos y reprochables. Cual es el problema en celebrar la victoria de ser los mejores jugando al futbol?
Mientras suceda esto seguiremos siendo una sociedad retrasada y atrasada, las dos cosas. Si algo bueno he visto en estos días en Barcelona, ciudad en la que vivo, es como conviven Esteladas y banderas de España sin problema alguno. A mi no me molestan, ni las unas ni las otras. El problema surje cuando a unos u otros les molestan las unas o las otras. A mi sin embargo me parece el triunfo de la libertad y del respeto por el prójimo, que en realidad es lo único que me importa.