Los gecónidos, gecos, salamanquesas o cuijas (Gekkonidae) son una familia de saurópsidos (reptiles) escamosos, que incluye especies de tamaño pequeño a mediano que se encuentran en climas templados y tropicales de todo el mundo. En Europa, las más conocidas son las salamanquesas que se encuentran habitualmente en las fachadas de las casas en verano y están rodeadas de cierto folclore. Los gecos tiene varios rasgos peculiares, que los distinguen claramente de otros lagartos. Son únicos por su vocalización, ya que emiten ruidos chirriantes en sus interacciones con otros gecos. Son de hábitos nocturnos, con ojos enormes, dotados de pupilas verticales lobuladas que permiten un extraordinario margen de variación en su abertura. Muchas especies tienen almohadillas adhesivas en las plantas de los pies que les permite escalar superficies lisas verticales, e incluso transitar por los techos con facilidad. Si una entra en nuestra casa es mejor no liquiadrla. Mantendrá alejados los mosquitos ya que se alimenta de ellos y no nos molesta en absoluto.
Se ha prestado mucha atención a las patas de los gecos, ya que se adhieren a muchos tipos de superficies, sin necesidad de líquidos o de tensión superficial. El color de la mayoría de los geckos varía entre tonos de marrón y gris oscuro, y de un aspecto similar a la goma. Algunas especies pueden cambiar de color para camuflarse con el entorno. Sin embargo hay otros que tienen colores brillantes.
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