Siglo XIX principios del XX: la sociedad vienesa vivía inmersa en un apogeo intelectual con personajes de la talla del arquitecto Joseph Hoffmann, quien creía fervientemente en el poder bendito de la belleza. Según sus propias palabras "la belleza es el resultado de siglos de cuidados y orden...El pleno desarrollo del interior y el exterior de los seres forma parte de los cuidados". Era asiduo a un café hasta que un día colocaron una palmera artificial de adorno. Hoffmann solicitó que sacarán lo que consideraba una fechoría estética. Ante la negativa cambió para siempre de local. Las creaciones de Hoffmann se han considerado obras particularmente cultivadas y modernas para personas cultivadas y modernas. Fue socio fundador del movimiento conocido como la
Secesión de Viena.
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